Pide un deseo


Había pasado unas cuantas noches en la oscuridad de aquella habitación, usando como luz el brillo de la luna que entraba por la ventana. Había sido inútil no acercarse a contemplarla, pues había algo en aquel destello que invitaba a disfrutar del momento. Un mágico momento.

Recordaba imágenes de mi infancia pidiendo deseos a las estrellas, a la luna… deseos que no se cumplieron. Era como rememorar al viejo Cuentacuentos y escuchar aquellos relatos de amores, pero esta vez con finales donde los protagonistas no comían perdices. Tanto la nostalgia como la tristeza se habían hecho hueco en mi mente, y todo tenía un sabor más amargo que de costumbre. Me estaba dejando atrapar de nuevo.

De repente, todos mis sentidos se concentraron en el teléfono móvil. ¿Cuántos días hacía que no tenía noticias suyas? Me pareció una eternidad el tiempo transcurrido desde que había intentando suicidarme. Ya ni recordaba por qué había llegado hasta tal punto, pero me arrepentía todas las noches. Mi vida era un puto desastre.

Casi sin pensarlo, metí en una bolsa mis cosas y me dispuse a abandonar el hospital. Toda mi vida me había movido por impulsos, por sensaciones… ahora no iba a ser menos. Me sentía bien a pesar de todo, le tomaba el mando a mi vida y el destino era bueno. Tenía que serlo, lucharía por eso.

Al abrir la puerta, todos mis pensamientos se los llevó el aire.
La realidad no era tan distinta a lo que había soñado todas estas noches.
Ahí estaba, por fin, después de todo este tiempo.

Por primera vez, la luna me había concedido el deseo que había pedido.

3 comentarios:

Mar dijo...

te parecera una tonteria pero me has sacado una gran sonrisa al leer las ultimas lineas :$ ^^

Unknown dijo...

nos tomamos la vida tan en serio que nos sorprende descubrir que es sencilla y frágil, como nosotros. eso nos reconforta.

Anónimo dijo...

Simplemente... :-D