19. Vértigo

En una ocasión leí que el vértigo no es el miedo a la caída, sino el deseo de caer y el espanto que esa atracción nos provoca. Tirarnos al vacío no parece una buena idea. Todo apunta a que nos estamparemos contra el suelo. Pero los instantes anteriores, nos sugieren una experiencia excitante. El corazón encogido. Por un momento, todo es posible. Despegar los pies del suelo, dejando atrás todo lo seguro, lo razonable, lo previsible. Volar. Imaginar que podemos ser libres, diferentes. ¿Y si de repente, evadiéramos la ley de la gravedad y nos quedáramos suspendidos en el aire? Con infinitas posibilidades a nuestro alcance. Sin embargo, vemos el suelo aproximarse y el golpe se prevé doloroso. O quizá disfrutemos de una caída amortiguada. Quién sabe. La incertidumbre de lo que sucederá lo vuelve aún más sugerente.

¿Compensa la emoción momentánea al desastre inminente?

Siento vértigo. Sé que es un error. Pero resulta atrayente abocarme a tu abismo. Miedo y deseo a la par. El corazón se me encoge. Nunca antes, alguien me había hablado como tú. Eso me abruma. Pero a la vez deseo estrecharte entre mis brazos. Ese simple acto instintivo, supondría dejarme caer en picado. No sé si conseguiré mantener los pies en tierra. La atracción a la caída es superior a mí…

Y me abalanzo sobre ti y te abrazo muy fuerte.

Noto que mis pies ya no tocan el suelo cuando saboreo en mi boca las lágrimas alojadas en la comisura de tus labios.

1 comentario:

Marina Sánchez dijo...

Me ha encantado la belleza de tu texto y lo bien que describes ese sentimiento de "vertigo", vertigo del amor, de tanta emoción. Seguid así, que por lo menos a mi me teneis enganchada.