Resentimiento


Me había pasado noches imaginando esa conversación, todas y cada una de las palabras que había pensado decir las tenía almacenadas una detrás de otra en mi mente….y sin embargo, se quedaron enmarañadas en ella tras escuchar una voz distinta al otro lado de la línea.

Sea como fuese, allí estaba tragando mi propio orgullo y dejando paso a que la rabia se manifestase, y con ella la cólera y los celos desmedidos. La absurda visión de todo lo que estaba pasando, cada unos de los dramáticos momentos de los últimos meses, tenían como origen mis propios actos, mi propia visión absurda de lo que había considerado como bueno. Y aún pensándolo, seguía siendo absurdo.

Era muy tarde para dar la vuelta atrás, para sincerarse de las malas acciones que había cometido, para volver a soñar de nuevo con un regreso. Esa voz había dinamitado cualquier vana esperanza de convertir de nuevo ese camino fangoso en baldosas amarillas.

Allí estaba, temblando tras la puerta cerrada de mi cuarto, sin saber qué hacer. Volvían los nervios a ganarme terreno, convirtiéndome en la persona sentimental que había sido durante tanto tiempo, haciendo las cosas por puro instinto, más con el corazón que con la cabeza.

Y entonces, comprendí cual era el siguiente paso a dar. Me daba igual lo que la gente pensara, si volvía arrastrándome o si estaba cometiendo un gran error.

Tenía que ir a su casa… y no sabía lo que podía ocurrir.

1 comentario:

maria molina hernandez dijo...

Como siempre me ha gustado, sigue asi.